El impulso de la Nación a la generación de energías limpias seduce a algunas entidades cooperativas. El problema —aclaran— es la falta de capital y de garantías sobre la rentabilidad.

La generación de energías limpias está en marcha en Argentina. El Gobierno nacional aspira a que el año próximo el 8% de la energía que consume el país provenga de fuentes renovables; para ello, a través del programa RenovAr, ya licitó y adjudicó 59 proyectos –en su mayoría, de tipo eólico o solar— que generarán más de 2.400 megavatio (mw).

Cinco de esos proyectos –que se traducirán en inversiones por unos 4 mil millones de dólares— comenzarán a tomar forma pronto en Bahía Blanca, Villarino y Patagones. Con precios garantizados en torno a los 60 dólares por mw/hora y contratos a 20 años, los inversores tienen por delante un plan de negocios más que claro.

Las cooperativa eléctricas, prestadoras del servicio en amplias zonas de la provincia, miran de reojo este proceso hacia las energías limpias. Pese a sus ganas de participar, aún no ven del todo claras las reglas de juego.

“Varias cooperativas están dispuestas a sumarse y viabilizar proyectos, pero necesitamos más precisiones”, dijo a “La Nueva.” el gerente de la Federación de Cooperativas Eléctricas de Buenos Aires (Fedecoba), Mario Vitale.

La entidad –que reúne a unas 150 cooperativas bonaerenses— organizó días atrás una charla con expertos de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

En la cita se habló sobre desafíos y oportunidades en el campo de las energías renovables, y la mayoría de los presentes llegó a la misma conclusión: para que el sector se involucre, necesita líneas de financiamiento muy convenientes y garantías sobre el precio que obtendrá por la energía producida. “Las cooperativas están predispuestas, pero necesitamos que nos ayuden con la inversión (para comprar e instalar los molinos) y precios aceptables”, dijo Vitale. 

 

Fuente: Prensa FEDECOBA