Pueblos Cooperativos es una agrupación de entidades bonaerenses que ha logrado un importante accionar conjunto, a partir de poner en común problemas y soluciones.
Si bien formalmente no constituyen una organización, diez cooperativas del Partido de General Villegas, al noroeste de la provincia de Buenos Aires, comenzaron a reunirse en 2019 para encontrar algunas respuestas a demandas que tenían en común hacia el municipio.
“Nuestros pueblos no tienen autonomía municipal sino que dependemos de la cabecera del Partido y eso trae algunos problemas”, precisó el gerente de la Cooperativa de Servicios Públicos Cañada Seca, Juan Barrios, quien auspicia de vocero del grupo que integran también las cooperativas de Banderaló, Coronel Charlone, Emilio V. Bunge, Piedritas, Santa Eleodora, Santa Regina, Villa Saboya y Villa Sauze. También la cooperativa Tamberos Unidos de Charlone integra Pueblos Cooperativos.
En un principio, las prioridades del grupo pasaban por negociaciones en común ante la autoridad municipal y “en tiempos normales trabajamos mucho por la educación cooperativa, buscamos que cada pueblo tenga una cooperativa escolar”.
Frente a los desafíos de la emergencia sanitaria, las cooperativas comenzaron a desarrollas otras acciones comunitarias, que no estaban en su haber, y se volvieron esenciales para las comunidades.
Nuevos desafíos
“Este contexto puso a las cooperativas a poner atención a otros aspectos, un poco por voluntad propia y otro poco por demandas de las propia comunidad. Así se han ido dando nuevas demandas, que no eran habituales al trabajo que hacíamos, dedicado a la prestación de nuestros servicios”, cuenta Barrios.
La conectividad fue uno de los primeros retos. Si bien casi todas las cooperativas prestan internet, “no teníamos conciencia plena de lo que estaba faltando en el tema conectividad en algunas familias”.
De este modo, el año pasado se motorizó la llegada de este servicio a familias que no contaban con internet en sus hogares, como los casos de Cañada Seca y Santa Regina.
En materia de salud, también hubo grandes aportes colectivos, señala el gerente de la cooperativa de Cañada Seca. La situación sanitaria que impuso la Covid-19 también puso en cuestión el servicio de ambulancia que brindan 9 de las 10 cooperativas en sus respectivas comunas. “De repente nos vimos con un servicio que pasó a ser urgente y con el ingrediente infeccioso. Y vimos que no estábamos preparados, que nuestras ambulancias no estaban a la altura de lo que estaba pasando y que nuestra gente no estaba capacitada para manejar este tipo de pacientes”.
En un principio, como en tantos otros lugares, “comenzamos a incorporar camillas especiales para el traslado de pacientes infectados, ozonizadores, etc. Después encontramos una solución colectiva que fue gestionar entre todos los pueblos una ambulancia exclusiva para uso Covid-19, que negociamos con el municipio. Eso también fue un logro de Pueblos Cooperativos”.
El listado de acciones en esta nueva normalidad da cuenta de otros aportes importantes al hospital zonal, como la compra de un respirador automático, adquisición de insumos médicos, colectas y la donación del 6,9% del total recaudado este año en concepto de mantenimiento del servicio de alumbrado público en las 9 localidades, para ser destinado al sistema de salud del Partido de General Villegas.
La integración como clave
“Hoy le damos mucha importancia a estar integrados en este grupo sino habría acciones individuales que no tendrían la misma magnitud”, señala Barrios y resalta esta capacidad de las cooperativas de regirse por su séptimo principio.
“Hace muchos años que no veníamos poniendo en práctica esto y ahora entendemos que es necesario. Por supuesto que cuesta más tomar decisiones y ponerse de acuerdo, pero realmente cuando logras el acuerdo es más efectivo que las acciones por separado”, reflexiona el Barrios sobre esta experiencia.
Fuente: Colsecor